El concepto maxiscooter desde dos puntos de vista

Suzuki Burgman 650 Executive vs. SYM Maxsym 600i Sport

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Suzuki Burgman 650 Executive vs. SYM Maxsym 600i Sport
Daniel Navarro
Daniel Navarro
Si hay un maxiscooter cómodo, grande y con buen nombre, ése es el Burgman 650. Con un motor de dos cilindros y un nivel de equipamiento difícilmente superable, puede considerarse la referencia en los GT. El SYM, casi un recién llegado, desembarca con argumentos muy distintos, pero muy interesantes.


No voy a dejarte con la intriga hasta el final de este reportaje sobre cuál es el maxiscooter más adecuado entre ambos y, aunque pierda misterio, comenzaré por desvelarte el resultado: depende. Como ocurre muchas veces, en función de para qué lo quieras, cómo vayas a usarlo y lo que vayas a exigirle te interesará uno u otro, porque a pesar de sus similitudes son suficientemente distintos para que no vayas a tener dudas entre uno y otro.

Los dos son grandes en tamaño. Algo más (sobre todo en peso), el Suzuki. Los dos ofrecen mucha potencia y par, con ventaja en este caso para el Suzuki, y los dos tienen buena capacidad de carga, un sentido en el que vuelve a ganar el Suzuki. Cómodos y aparentes, los dos servirán para hacer muchos kilómetros en carretera, pero suficientemente compactos como para no resultar torpes e incómodos en la ciudad. Una vez dicho esto, ¿en qué se diferencian?

La primera, más obvia y en muchos casos la más importante de las diferencias, está en el precio: 3.800 € a favor del SYM es una cantidad para tener muy encuenta. De hecho, suficiente como para considerarlos en dos categorías. Y es así, ya que el Burgman se erige como una de las referencias en scooter GT, ideal para viajar, lo máximo en comodidad sobre dos ruedas y casi al nivel de una buena moto de turismo, lleno de equipamiento, tecnología y con un motor bicilíndrico todo respuesta, suavidad y bastante más potente y rápido.

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El SYM es otra historia. Realmente es un 400cc «engordado», lo que ha permitido a la marca ofrecerlo a un precio revolucionario en un 600 cc. Es más potente que cualquier 400, por supuesto, pero también es algo más grande y en prestaciones gana a los más rápidos de esos 400 cc sin excesivo margen. También, como monocilíndrico, sus vibraciones son más notables y, en general, su funcionamiento es más tosco (que no negativo) que el del refinado Suzuki. Sin embargo, en el fondo, no está tan lejos: en la aceleración sobre 400 m hay apenas medio segundo de diferencia a favor del Suzuki. Eso sí, puestos a hacer kilómetros, la comodidad del Suzuki se acabará notando.

En equipamiento, esos 3.800 € se dejan notar. El SYM Maxsym 600i Sport no es un scooter poco equipado: incorpora freno aparcamiento, cuadro muy completo, estriberas del pasajero desplegables automáticamente, toma de aire caliente en el contraescudo, apertura eléctrica del asiento...hasta un cortacorrientes general en el hueco del casco, elemento del que carece el japonés. Pero el Burgman Executive es todo «un campeón» en estas lides. No hay más que observar las piñas, similares a un panel de mandos de transbordador espacial, con todas las posibilidades de cambio automático o manual, dos curvas de potencia, cúpula regulable eléctrica, espejos plegables también eléctricamente, asientos y puños calefactables, etc.

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En la parte ciclo también hay similitudes. De hecho, ambos comparten la misma medida de ruedas, con llantas de 15″ delante y 14″ detrás, con tres discos de freno y ABS de serie. En el Suzuki Burgman 650 Executive, tras su última renovación, se aligeró la parte trasera estrechando la zaga y el SYM comparte parte ciclo y medidas con su hermano de 400 cc. Parecen del mismo tamaño, pero lo cierto es que el Suzuki pesa prácticamente 30 kg más. Kilos que desaparecen cuando está en marcha, ya que no tiene nada que envidiar al SYM a la hora de entrar en curvas enlazadas con soltura y agilidad. El taiwanés merece también elogios en este sentido. Es el scooter monocilíndrico más grande en cilindrada comercializado en la actualidad, y con unas cotas internas de 92 x 85 mm dentro un chasis derivado del 400 cc, es capaz de una manejabilidad en curvas verdaderamente sorprendente y una gran estabilidad en vías rápidas a cualquier velocidad.

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MOTOR: Dos cilindros tumbados, con un variador de gestión electrónica, capaz de convertirse de automático en manual con un solo botón, modo «power» de entrega de potencia y otros refinamientos, en un motor capaz de 56 CV a 7.000 rpm y un par de 62 Nm a 5.000rpm. No es comparable con el más simple del SYM. Se trabajó en esta última versión para hacerlo más eficaz, con cambios en inyección, escape y transmisión.

EQUIPAMIENTO: Nada más ver la piña izquierda del Suzuki ya se ve que no estás ante un scooter poco equipado. Entre las funciones del Burgman encontramos opciones de transmisión, «power mode», plegado de espejos, mando de puños calefactables, calefacción de asientos y regulación de altura de la cúpula en la derecha.

CARGA: Además de las enormes guanteras delanteras, con la central con cerradura, debajo del asiento haysuzuki sym 31 una auténtica bodega de 50 l. Caben dos cascos integrales y queda espacio para llevar otras cosas. Ahora bien, el asiento abre solo en cierto ángulo, no del todo, lo que limita un poco la accesibilidad al hueco.

CONFORT: Un buen asiento y mucho espacio, a lo que hay que sumar la posibilidad de regular en cualquier momento con un botón y de forma eléctrica la altura de la cúpula. El respaldo del conductor puede regularse en distancia con una palanca por debajo del asiento. Calefacción de asiento y de puños es componente de serie.

PARTE CICLO: Original al dispones de una arquitectura de motor central y un basculante trasero. La horquilla es de doble tija, el ABS es de serie y emplea, al igual que su rival, las llantas de 15″ y 14″.

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MOTOR: Derivado del 400, con un gran trabajo de ingeniería al modificar tanto diámetro como carrera, el SYM es un monocilíndrico con culata multiválvulas y cilindro tratado con compuestos cerámicos para reducir fricciones y temperaturas. Entrega 45 CV a 6.500 rpm y un par motor de 46 Nm a 7.000 rpm. Su estructura es la de un motor de scooter normal, montado con el cárter de transmisión como basculante.

EQUIPAMIENTO: Un scooter bien equipado, con un cuadro completo y bien diseñado, freno de aparcamiento, enchufes de 12v de dos tipos, luces traseras LED y respaldo de pasajero entre otros detalles. Llaman la atención elementos ya clásicos en la marca como la apertura del asiento eléctrica, cortacorrientes escondido en el cofre o la rejilla de calefacción ante las piernas del conductor.

suzuki sym 55CARGA: Además de las guanteras delanteras, el SYM tiene un buen hueco bajo el asiento. Caben dos cascos integrales siguiendo las instrucciones para colocarlos que figuran en un esquema en el propio hueco.

CONFORT: Muy cómodo, con buen asiento, un manillar algo alto y ancho, y mucho espacio para piernas y pies. El parabrisas protege bien y puede regularse, aunque no en marcha ni sin herramientas. A la hora de aparcarlo puedes elegir entre la pata lateral un caballete central, no muy difícil de accionar.

PARTE CICLO: Un trabajo destacado en toda la parte ciclo de este scooter. Por un lado, los frenos con ABS Bosch integrado, con discos ondulados, pinzas radiales delante y manetas regulables en distancia. Por otro, el empleo de una horquilla con doble tija, que refuerza el tren delantero dándole una pisada firme y precisa.

COMPARATIVA EN MARCHA

Una de las diferencias más importantes entre estos dos modelos está en el precio. Y uno de los reflejos más importantes de esa diferencia está precisamente en cómo van en marcha. El SYM es un scooter tradicional, con el motor como basculante y un motor de un solo cilindro. Es potente, el monocilíndrico más grande del mercado, y emplea algunos «trucos» para mejorar su comportamiento, como el tren delantero de doble tija (como las motos) o las llantas de 15″ delante y 14″ detrás. Con él han conseguido un buen comportamiento en cualquier circunstancia y unas prestaciones por encima de cualquier otro scooter de un único cilindro y solo un poco más lento que los de dos cilindros.

El Burgman también emplea esa medida de llantas y un tren delantero de doble tija. Pero su arquitectura no es la de un scooter normal: llevas el motor delante, entre los pies del piloto. De ahí transmite la potencia a través de un sistema de piñones por un lado del basculante de dos brazos similar al de una moto, dándole así un comportamiento más neutro. Incorpora entre todas sus opciones un botón para cambiar «la personalidad» del motor: pulsas el «Power Mode» y el variador hará que el motor vaya más alto de vueltas, buscando mejores aceleraciones y recuperaciones. Y si, por el contrario, lo que quieres es ahorrar, sin necesidad de un botón, tan solo tienes que fijarte en la forma que conduzcas para que se vaya encendiendo el testigo «ECO» del cuadro, lo que significará que tu conducción es la más económica posible. Todo ello se añade a la posibilidad de llevar la transmisión de forma manual: un botón en la pieza izquierda hace que cambie a modo secuencial. Así manejas tú la apertura del variador, que se coloca en 6 posiciones predeterminadas en función de la marcha que selecciones desde los botones «+» y «-» de la misma piña izquierda. Imita el comportamiento de un cambio manual, aunque no hace falta coger un embrague ni cortar gas y, además, protege el motor impidiendo reducciones por encima de sus posibilidades.

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Estas diferencias y similitudes marcan el comportamiento de ambos scooter. En el SYM tienes la sensación de llevar un 400 muy potente, rápido y con mucho par, con una respuesta tremenda desde abajo. En ciudad tienes que controlar el gas: son 45 CV y hacen que salga muy deprisa. Aún así, con buenos frenos y un tamaño no excesivo, permite moverte con soltura en cualquier circunstancia. Cuando aceleras notas las pistonadas del gran monocilíndrico; no es molesto ni mucho menos, peor no es la suavidad «eléctrica» del Suzuki. Las suspensiones también trabajan bien y la parte ciclo se muestra suficiente para el peso y prestaciones, lo que hace que en una carretera de curvas transmita confianza y permita ir muy deprisa, frenando fuerte, inclinando lo necesario y cambiando de dirección en curvas enlazadas con precisión y rapidez. Es divertido, potente y agradable.

El Suzuki, a la vista, parece más grande que el SYM, aunque con «el metro en la mano» no lo es tanto. Sí pesa más, pero la transmisión de esta última versión, revisada para ofrecer menos resistencia, y un asiento más bajo hacen se disimule hasta en parado. A baja velocidad es tremendamente estable, gira bien y parece, desde el asiento, más pequeño y ligero, por lo que en ciudad te puedes mover muy bien. En la carretera ocurre lo mismo. En curvas rápidas no se mueve y es preciso de dirección. En curvas lentas y enlazadas frena muy bien, lo insertas en la primera curva con esa misma precisión y hasta más deprisa y con mayor agilidad que con el SYM. Sorprenden las pocas inercias para sus más de 270 kg en orden de marcha.

En autovía también puedes considerar «un puntito» mejor al Suzuki. El SYM va francamente bien, es rápido, cómodo y estable. No hay que pedir más. Pero el Suzuki lo es igual o más, solo que más rápido, más equipado para hacerte la vida todavía más cómoda y fácil, siendo, además, capaz de correr más. Solo a muy alta velocidad, por encima de la que el SYM es capaz de alcanzar y muy por encima de los límites permitidos, si el asfalto no es perfecto te encuentras con algún movimiento del frontal; nada que no puedas sujetar y que no desaparezca por si solo en cuanto no haya baches.

CON PASAJERO

En cualquiera de estos dos scooter, el pasajero se sentirá mejor que bien tratado. Cuesta trabajo subirse, salvo que seas muy alto, porque los asientos no están bajos y, además, son anchos, lo que sumado a la presencia del respaldo hace que no sea sencillo llegar. Una vez instalado, con mucho espacio, buenos asientos, respaldos altos y estriberas cómodas y bien situadas, al pasajero le pasarán los kilómetros sin esfuerzo. El SYM incorpora, mejorando a su rival, estriberas del pasajero automáticas: pisando sobre el botón de su base se despliegan y se pueden plegar otra vez con el talón.

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Dos grandes scooter, fantásticos en carretera pero que, a pesar de su tamaño, se defienden más que bien en la ciudad. Son capaces de pasar entre los coches, no con la facilidad de un scooter ciudadano, pero sí cuentan con buen radio de giro y no exhiben demasiada anchura general. El Suzuki permite, además, plegar sus espejos (que sobresalen bastante) con solo pulsar un botón. Es en carretera donde los dos se encuentran en su hábitat. Rápidos y cómodos, el Burgman está diseñado con criterios de moto de GT: estable, mucho espacio, todo regulable (parabrisas en altura y respaldo en distancia), una parte ciclo estable y noble, y un motor muy potente. Es difícil, si quieres hacer kilómetros en scooter, encontrar algo mejor. El SYM está más limitado por potencia. Sin embargo, es casi igual de noble y estable, y suficientemente rápido como para plantearte cualquier viaje. Destaca por su comodidad, aunque no tiene tantas opciones de regulación, lo que le supone un punto menos que su rival tanto en carretera como en el apartado de confort. Se invierten las tornas si observamos el consumo: los dos gastan una cifra razonable teniendo en cuenta su cilindrada, peso y prestaciones. Pero el SYM, menos potente y de un solo cilindro, ahorra casi un litro cada 100 kms con respecto a su rival. Buen equipamiento en el SYM, al que no es fácil encontrarle fallos en este aspecto. No obstante, el Suzuki lo supera por su exceso de lujo, con todo el equipamiento imaginable. Algo similar ocurre con la carga: el SYM es más que correcto e iguala lo habitual en los scooters GT, pero el Burgman, con una «bodega» enorme más sus amplias guanteras, se sitúa muy por encima de la media.

ficha comparativa

 

SYM Maxsym 600 Sport