Se enmudeció la voz

En marzo de 2006, ya hace 4 años, escribía una carta para algunos de mis amigos. En ella dejaba claro que pese a abandonar los foros públicos como Guardia Civil y en representación de la institución, de forma involuntaria, dolorido y cansado, no renunciaba a luchar por la seguridad vial como ciudadano y desde el tejido asociativo.

Bueno, pues parece que algunos oscuros intereses se han empeñado en enmudecer mi voz, sea al precio moral que sea- y parece que este tozudo ciudadano, idiota, que firma, como decía en aquella carta, ha dado en la misma fisura de la pirámide de valores de algunos componentes de tan honroso cuerpo y, por ello, espera paciente su nuevo castigo.

Hoy quiero terminar de la misma forma que terminé aquella carta, invitando a la reflexión de un pequeño fragmento de la obra de Jorge Bucal -Déjame que te cuente»

-Un día estaba Diógenes comiendo un plato de lentejas, sentado en el umbral de una casa cualquiera. No había ningún alimento en toda Atenas más barato que el guiso de lentejas. Dicho de otra manera, comer guiso de lentejas significaba que te encontrabas en una situación de máxima precariedad. Pasó un ministro del emperador y le dijo:

– ¡Ay, Diógenes! Si aprendieras a ser más sumiso y a adular un poco más al emperador, no tendrías que comer tantas lentejas.

Diógenes dejó de comer, levantó la vista y mirando al acaudalado interlocutor intensamente, contestó:

– Ay de ti, hermano. Si aprendieras a comer un poco de lentejas, no tendrías que ser sumiso y adular tanto al emperador-.

En esto de nuestra seguridad no dejes que la injusticia se haga su espacio a tan alto precio- lucha y da ejemplo. Esto es cosa de todos.