Siempre me he creído un tipo al que, en general, la buena suerte le ha acompañado en la vida.

Sobre la -buena suerte-

Ismael Bonilla 1
Sobre la -buena suerte-
Fórmula Moto
Fórmula Moto


Ismael Bonilla

Lógicamente, como a todo el mundo, me pasan cosas regulares y malas cuando toca, pero poniendo todas ellas en la balanza es indiscutible que cae del lado bueno. Incluso los hay que de un modo -despectivo-cariñoso- hablan de mi famosa mundialmente -flor en el culo-. de eso quiero hablar hoy, de la suerte, buena o mala, y que yo creo que como tal, no existe. al final pondré un ejemplo muy claro del mundo de las motos que en su día me tocó muy de cerca.

Nunca me había planteado si yo tenía buena o mala suerte en la vida. SÍ, sabía que las cosas me iban más o menos bien, pero tampoco le daba más vueltas ni le buscaba explicación. Pero hubo un día que me lo planteé más seriamente. Hace tres años, la que entonces era mi novia me regaló un libro, cortito, de esos que se leen en un par de horas. Las justas para ir a la playa a tostarse vuelta y vuelta y que yo no me quejara demasiado. Nunca me gustó eso de freírme al sol sobre la arena. Pero el caso es que me leí ese librillo que se titulaba -La buena suerte-. No recuerdo exactamente todos los detalles de la historia. Era algo así como que un rey de hace bastante tiempo le proponía una prueba a dos jóvenes. Tenían que encontrar en el bosque creo que una planta, y el que primero la encontrara y se la ofreciera al rey, se llevaría una gran recompensa que bien podría ser la mano de su hija la princesa.

Los dos se adentraron en el bosque a buscar la tan especial y rarísima planta, y al cabo del tiempo sin obtener resultados, uno de ellos  se desanimó y se lamentaba por su -mala suerte-. Sin embargo el otro recapacitó y tras mucho investigar y pedir ayuda a los sabios del bosque, descubrió que dicha planta no existía, pero que si se daban ciertas condiciones de luz, agua, temperatura, etc, podría llegar a crecer. Y así lo hizo. Mientras el otro joven seguía lamentándose de su mala fortuna buscando desconsolado la plantita entre los árboles, el segundo trabajó duramente hasta hacer crecer la planta y así poder conseguir a la princesa. Cuando ambos jóvenes se encontraron ante el rey, el primero desolado le dijo al segundo -¡Has encontrado la planta, qué suerte has tenido!-, a lo que  el otro replicó -¿Tú crees que ha sido suerte?-. Uno fue infeliz y desdicho para siempre, y el otro se casó con la princesa y fue inmensamente feliz.

No sé si me he cargado algo de la historia, seguramente, pero el concepto es el concepto y más o menos era ese. Por ejemplo, hay gente que encuentra casi siempre y muy fácilmente sitio para aparcar, o que ocasionalmente se encuentra dinero, o que liga con unas chicas guapísimas, o que le van bien los negocios habitualmente- Pues seguramente eso no sea suerte, es que esas personas hacen algo para que eso pase. Probablemente sean personas atentas de su alrededor, que se fijan en detalles que otros no se fijan, que van con una actitud positiva por la vida o que trabajan bien (que no quiere decir trabajar mucho).

Otra cosa muy diferente de la suerte es el azar. Pero, vamos, que los juegos de azar tampoco son algo que me llamen mucho la atención, así que «pasopalabra». 😉

Y ahora es cuando cuento qué tiene que ver esto conmigo y con las motos. Hace ya 11 años, yo corría en el equipo Monlau-ChupaChups con Alex Debón de compañero de equipo. Corríamos el CEV y el Campeonato de Europa. Era su 2º año en 250 y el mío era el 3º. Contábamos con los mismos medios los dos y, a priori, éramos favoritos en ambos campeonatos, cosa que luego no fue así por circunstancias. El caso es que más o menos diría que estábamos al mismo nivel, unas veces yo iba más rápido y tiraba de él, y otras él iba más rápido y-..no tiraba de nadie. Ese era uno de sus defectos, o de sus virtudes, según se mire. Álex y su hermano Javier -excampeon de Europa hace bastante tiempo- sólo pensaban en ellos. Jamás he conocido a nadie con un objetivo tan claro como ellos lo tenían entonces, que no era otro que llegar al Mundial. Les daba igual qué hacer y cómo hacerlo, y nunca vi a nadie tomárselo tan en serio a todos los niveles. Alex entrenaba siempre como un animal, en la moto y fuera de ella, era un auténtico roble, y su hermano, constantemente vigilando a todo y a todos para que nada se escapase. Mientras tanto yo, pues bueno, allí estaba. Sí, iba rápido, a veces más que él, pero ni de lejos me tomaba las carreras como Álex. Me gustaba mucho el cachondeo y vivir bien, y joer, eso de ir al gimnasio, pues era un coñazo, ¿no?

11 años después no tengo ningún derecho a decir -¡Qué suerte tiene Debón, que el otro día en Qatar quedó segundo en la carrera de Moto2 y yo aquí mientras en mi casa tirado!-

Aunque sé que podría estar ahí con ellos, pero tampoco me quejo.

LOGO EMS