Después de haber realizado esta pregunta a unos cuantos compañeros pilotos mediante un foro, me he dado cuenta que podría estar escribiendo sobre este tema páginas y paginas. Aunque dicha cuestión fue planteada en un foro de competición, creo que en muchos casos también puede ser aplicable a gente menos racing que disfrutan más ruteando por carrera y haciendo turismo. Sin embargo, voy a centrarme más en lo que son las carreras, sea cual sea el nivel de éstas, ya que es lo que más de cerca me toca. Está claro que cada persona es un mundo y un caso diferente, pero lo que también está claro es que quien se pone un casco, un mono y sale a un circuito con una moto, nunca más volverá a ser la misma persona de antes. Y ya ni te cuento si además lo hace para salir a una carrera.

¿Por qué corres/montas en moto?

Ismael Bonilla 2
¿Por qué corres/montas en moto?
Fórmula Moto
Fórmula Moto


Ismael Bonilla

Vale, y todo esto, ¿a que viene? Pues viene a que recientemente tengo varios conocidos o amigos que han sufrido accidentes en circuito, con lesiones más o menos serias -aunque por fortuna ninguna muy grave- y claro, después de un accidente fuerte en moto, es humano e inevitable plantearse ciertas cosas del tipo -se acabaron las motos para mi, me voy a dedicar al golf -por ejemplo–. Sí, ya, esa es la teoría, pero ¿cuál es la práctica? Pues la práctica suele ser que las ganas de volver a montar en moto vuelven al mismo ritmo que van desapareciendo los dolores.

Es cierto que he conocido casos que tras una lesión y al recuperarse no han vuelto a entrar en circuito -todavía-, pero son los menos. El síndrome de abstinencia es demasiado fuerte, y yo lo conozco perfectamente, porque de entre las personas que conozco, debo ser yo mismo quien más veces lo ha dejado -y esta vez de verdad de verdad de la buena, palabrita-, pero también quien más veces ha vuelto a caer en las placenteras garras de pilotar en circuito a mucho más allá de los 200 km/h-Y, ¿por qué?

Ahora después lo contesto. Sin ánimo de parecer presuntuoso, puedo estar feliz de haber hecho muchas cosas interesantes y actividades diversas en la vida: desde paracaidismo hasta submarinismo, pasando por pilotar coches superdeportivos en circuito más alguna carrera de karts -gordos-. ¡Y hasta he subido en la montaña rusa más alta del mundo encima de un rascacielos en Las Vegas! Pues nada, absolutamente nada de estas cosas puede compararse a sensaciones tan intensas como frenar en menos de 250 metros una moto a más de 300 km/h, o como salir en 2ª gas a fondo con la moto -de lado- de una curva lenta y con 200 CV bajo el culo, o ir tirado rodilla por el suelo en un curvón de 180 km/h y con la moto moviéndose de ambas ruedas. Creedme, eso engancha, y mucho.

Pero creo que incluso más adictivo que esto son los momentos previos a una carrera; esos en los que estás con el estómago encogido, con ganas de ir al baño cada tres minutos -en todo su abanico de posibilidades-, y esos en los que te crees que eres el único que está nervioso entre toda la parrilla. Y en realidad están todos como tú. Esa mezcla entre miedo, excitación y sobre todo incertidumbre, que llega a su momento álgido al apagarse el semáforo rojo y darse la salida. Es algo indescriptible por mucho que se intente y son momentos en los que te sientes realmente ¡VIVO!

Es evidente que el motociclismo es un deporte de riesgo, pero más de riesgo es jugarse el pellejo por las carreteras. Así que si aún no has entrado en un circuito, deberías probarlo. Y si no se te da mal, ¡no seas cobarde! y prueba a correr alguna carrera por diversión, porque te cambiará la vida y, además, conocerás un montón de buena gente y buenos amigos en los circuitos. Pero cuidado, engancha.

LOGO EMS