Lo sé, es una frase muy ambigua. Porque para triunfar con las motos puede haber casi infinitas maneras de hacerlo en diferentes ámbitos, desde ser Campeón del Mundo, hasta ser un empresario con éxitos de ventas (chunguillo ahora-), ser un buen mánager de pilotos, director de una revista, etc.

Formas de triunfar en las motos

TEAM MONLAU 1999
Formas de triunfar en las motos
Fórmula Moto
Fórmula Moto


TEAM MONLAU 1999

Pero yo hoy quiero hablar de triunfar en lo puramente deportivo. Me resulta demasiado fácil y evidente pensar que cada persona – y, por consecuente, cada piloto- tiene escrito un destino que sea el que le haga triunfar o no. No hay destino, nosotros hacemos el destino. Aunque sí que es verdad que parece que ciertos pilotos están -predestinados- a subir y otros, por mucho que lo intenten, nunca llegarán. Yo lo llamo causalidad -que no casualidad-.

Al hilo de esto, hoy quiero hablar de Giorgio Lorenzo. Así es como, cuando él empezaba en esto de las motos, todos le conocíamos. Hace mucho tiempo que no hablo con él, tanto que es probable que ni siquiera se acuerde de mí. Pero yo sí me acuerdo bien del año que pasamos juntos dentro del equipo Monlau. Y es que no es fácil de olvidar a aquel -mocoso- -cariñosamente- tratando de ser a todo momento un piloto mayor y profesional, instigado con cierta dureza por su padre Chicho y por Dani Amatriain. A mí, que tengo una forma un tanto peculiar de ver la vida y las carreras, me chocaba especialmente el grado de profesionalización que se le exigía al chaval. Recibía reprimendas si no bajaba los tiempos y, en ocasiones, no le dejaban parar hasta que no lo conseguía; o si hacía algo que no estaba dentro del guión ya sabía la que le esperaba. Sinceramente, en aquel momento a mi me parecía excesivo para un niño. Pero el tiempo ha demostrado que aquella disciplina deportivo-militar que le rodeaba, ha dado sus frutos al menos en los resultados deportivos. Porque otra cosa es el tema personal, en el que Lorenzo tiene casi tantos detractores como partidarios. Y esto es así.

En mi blog anterior hablaba de la -buena- suerte. Sí, esa que yo digo que no existe. Probablemente, aunque Giorgio estaba enfilado a ser piloto desde pequeñito, si no se hubiera cruzado Amatriain en su camino no hubiera llegado donde ahora está. Y no porque sea mejor piloto gracias a él, sino porque durante muchos años fue su mecenas asumiendo,  si no todos, la mayoría de los gastos que conlleva ser piloto de motos. Y sin medios, en esto de las motos no eres nadie, y es precisamente en los comienzos cuando se necesita un mayor apoyo. Desconozco cómo se cruzaron uno con otro, pero seguro que no fue suerte. Giorgio -o su padre Chicho- estarían en el sitio correcto en el momento adecuado. Aún le recuerdo corriendo la Copa Aprilia 125, pero entrenando en privado con toda una Honda 125 GP ¡Y con 11 años! Así cómo no iba a ganar-Creo que por entonces Giorgio firmó con Daní un contrato vitalicio de representación o algo parecido, y ahora ya no están juntos, ¿verdad? A uno le llegan mil comentarios de por qué han terminado tan mal, pero mejor no meterme en esos asuntos, porque salvo los implicados, nadie tiene la verdad absoluta como para poder opinar.

Yo siempre he dicho que hay tres maneras de llegar arriba. Una sería tener un padrino -o enchufe trifásico- que te vaya abriendo las puertas de par en par. Eso sí, al final tienes que demostrar de lo que eres capaz. La segunda sería, -simplemente-, tener mucho dinero personalmente o alguien que te lo ponga. Esta no garantiza el hecho de triunfar, pero sí se puede llegar bastante arriba a base de dar muchas vueltas. Quizás no llegues a campeón del mundo, pero puedes dejarte ver y hacer algo -chulo- de vez en cuando. Es la forma menos justa, pero es que la vida no es justa. Y, por último, es que seas tan bueno, tan superdotado y con tanto talento que sea imposible que en algún momento alguien no te vea y en cuanto te dan la oportunidad la aproveches. Yo diría que Giorgio es una mezcla entre las tres opciones, y esa sería la combinación ideal, aunque en los tres casos, sin trabajo y motivación estás perdido antes de empezar.

Lo ideal es que se den una combinación de estas tres maneras, pero al menos una sí hace falta para llegar arriba. Y si no es así, amigo, olvida eso de ser piloto profesional y hazlo por diversión. Vivirás mejor.

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