Aunque no lo parezca en un principio, este artículo termina hablando de motos.

Cita a ciegas: dos experiencias reales

Ismael Bonilla 3
Cita a ciegas: dos experiencias reales
Fórmula Moto
Fórmula Moto


Una de las cosas más excitantes que podemos hacer en la vida, es organizar una cita a ciegas con alguien. Ese estado de emoción, nervios e intranquilidad, combinado con una buena dosis de curiosidad e intriga, puede convertirse en algo realmente atrayente. No es algo que yo haya hecho muchas veces. De hecho, la última vez que recuerdo haber organizado una -blind date- fue hace 11 años. Lo único que la chica me había dicho por el chat es que era rubia. Quedamos en la estación de metro de Marqués de Vadillo. Yo la esperaría fuera con mi Seat Toledo blanco, mientras ella vendría en el subterráneo. De repente apareció un autentico bellezón rubio a la hora pactada. Creía que se me salía el corazón del pecho. No podía ser verdad. Le hice un gesto con la mano para que viniera hacia mí, pero ella giró la cabeza y se fue por otro camino. Ohhh!!-demasiado bonito para ser verdad. Seguí esperando a mi -princesa-, cuando de la boca del metro salió-.-aquello-. Efectivamente era rubia, pero por Internet obvió contarme algunos detalles tales como que pasaba escasamente del 1,50 cm (y yo con 1,90) y unos 65 kg, que tenía la cara llena de granos y bastante mal tapados por medio centímetro de pote, al que casi me quedo pegado al darle dos besos. Tampoco le debía dar importancia al color, amarillento (tirando a negro) de sus dientes, o al bloque de laca que era su cortísimo pelo de punta. También debió pensar que el litro y medio de colonia barata que se roció por encima, o que en vez de uñas tuviera muñones, no me importaría en absoluto. Y qué ropas me llevaba-

Como a mi nunca me ha gustado prejuzgar a nadie pensé -bueno, seguro que es una chica muy maja, asíque voy a invitarla a un café-. Y así lo hice. Nunca vi a nadie fumar a ese ritmo (así entendí lo del color de sus dientes), y la cita terminó cuando me dijo que se dedicaba a la brujería. Aproveché una llamada de lo más oportuna de mi amigo José, para simular en nuestra conversación que él había tenido un golpe con el coche y que tenía que ir a buscarle urgentemente. Y así es como salí huyendo de allí. Esto es tan real como que ahora estoy escribiendo en mi ordenador. Y nunca más-y si alguna vez lo vuelvo a hacer, pediré fotos primero.

Pero como esto no es un -blog culebrón- sino de motos, voy a hablar de otra modalidad de cita a ciegas. Algo que me ha pasado hoy mismo precisamente. Y es entre un piloto y un circuito, en este caso yo y el nuevo circuito de Los Arcos en Navarra. A lo largo de mi vida he tenido la fortuna de conocer muchos circuitos, en España casi todos, y fuera también unos cuantos. Es una experiencia formidable esa primera vez. El próximo domingo se disputa la penúltima cita del Campeonato Castellano Manchego de Velocidad en este circuito, y hoy han sido los entrenamientos libres.

Salgo de la casa rural en el bonito pueblo de Azcona a unos 15 km del circuito. Por supuesto, me pierdo en el trayecto. Es lo que tiene la primera vez. Consigo llegar a los boxes, allí me espera mi flamante S1000RR, y mi colega Edu, que ya había hecho alguna tanda se ofrece a darme rueda para enseñarme el trazado. Me parto el culo-Edu dándome rueda a mí, pero casi estoy en la obligación de aceptar su ofrecimiento y así lo hago. Salimos a pista y-. ¡Madre mía cuantas curvas, y qué lentas!, me da la impresión que no me voy a aprender el circuito nunca. ¿Y ese final de recta? ¿Pero cómo puede existir una curva tan jodidamente rápida? ¡Qué miedito! Se llega a unos 280 km/h, y sin frenar…-pa dentro-. Se me corta el periodo.

Sólo hacemos 4 ó 5 vueltas y nos metemos a  boxes. Aún no me conozco bien el circuito, pero a mi me parece que he ido bastante rápido y que mi 1,53 detrás de Edu no est´qa tan mal-.hasta que llega el piloto rápido local y me cuenta que él hace 1,45 con la gorra. ¡¡Imposible!! Pues nada, yo a lo mío. Salgo en la 2ª tanda ya sin Edu delante, y resulta que me marco un 1,47,8 relativamente fácil. Claro, el cabrito de Edu en la tanda anterior era una chicane móvil y me estaba frenando. Y en la 4ª tanda-je,je. Tiro de una goma blandita trasera con pocas vueltas que tenía por allí a ver qué pasa. Salgo, y ¡ahora sí, cómo agarra la condenada y cómo avanza la BMW saliendo de las curvas! En tres vueltas 1,45,4, que hubiera sido un 1,44 sino me hubiera quitado unas décimas un piloto más lento.

Mañana son los cronos y apuesto que haré 1,43…y la carrera del domingo-eso ya es otra historia, y que os contaré con mucho gusto cómo termina en próximos blogs. Pero de momento, la cita a ciegas con Los Arcos ha salido bien. Mucho mejor que con aquella -bruja-.

Ismael BonillaLOGO EMS