Prueba BMW R18 Roctane: Una barbaridad de custom bávara
Reunir en una misma frase “custom” y “alemana” tiene su punto de sorpresa. Sí es verdad que BMW ya experimentó en este campo en 1997 con la serie R 1200/850 C, aunque abandonó el proyecto tan solo siete años más tarde. Por cierto, a pesar del escaso éxito comercial que supuso su desaparición, hoy se encuentran entre las motocicletas de su época más valoradas por los coleccionistas, un ejemplo anacrónico que también se repite con el scooter capotado BMW C1. Pero regresemos al tema cruiser.
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Por dictado de la historia, Alemania ha sido desde la II Guerra Mundial un foco de atracción del modo de vivir más “made in USA” debido a la proliferación familias con esta nacionalidad en las bases militares de su territorio. Si bien hemos estado acostumbrados a derivas custom en otras marcas europeas como Moto Guzzi o Triumph, los germanos se han mostrado más reticentes a entrar de lleno en el cara a cara frente a las marcas más asentadas en este terreno. Hasta ahora.
El lanzamiento en 2020 de la primera BMW R18 marcó un nuevo hito en este matrimonio inédito. El perfil del nuevo modelo, vestido a tal efecto alrededor del bóxer bicilíndrico de mayor cilindrada de la historia, se adentraba en un universo custom con unas cartas de presentación impensables para la original 1200. Y la presentación de la nueva edición BMW R18 Roctane, ya estrena un acervo 100% estadounidense en la marca alemana.
El verso suelto en la familia BMW R18
Apenas un mes después de su puesta en escena, hemos tenido la ocasión de asistir a la presentación internacional de la BMW R18 Roctane desarrollada entre la ciudad de Múnich (Alemania) y los Prealpes una vez atravesada la frontera con Austria. Parajes verdes los 365 días del año, carreteras vírgenes de baches y una cultura de moto sobresaliente (motos en perfecto estado de todas las épocas, equipamientos impecables, numerosas mujeres a los mandos o saludos constantes en ruta, por ejemplo), configuran un paraíso para todo motero ansioso por disfrutar de la carretera. ¿Disfrutar de la carretera con una custom de manillar “ape-hanger” durante 500 km? Sí, créeme.
Bajo el paraguas de un “BMW Heritage Ride 2023” que aprovecha el espíritu más dinámico de la familia retro alemana, en esta ocasión el epicentro del citado recorrido de medio millar de kilómetros en dos jornadas fue la prueba dinámica de la nueva BMW R18 Roctane. El apellido es toda una declaración de intenciones: una simbiosis entre Rock, modo de conducción disponible junto a Roll (y Rain) al más puro estilo Vintage, y octanos en referencia a la gasolina. El ritmo “rockandrollero” se materializa desde la primera pistonada de su excelso bóxer de 1.802 cc.
He tenido la ocasión de probar las cuatro versiones precedentes de la BMW R18, estándar, Classic, B y Transcontinental (la variante 100 Years es una edición limitada de la estándar), por lo que ya tengo “callo” con esta visión de la marca. Pero, hablando de visión, los ojos se te desorbitan directamente cuando descubres en directo la nueva Roctane. El trabajo de diseño realizado para convertirla en la única integrante digna de portar el apelativo custom con mayúsculas, es descomunal. Desde el acabado de las tres decoraciones disponibles (negro o gis metalizado más un especial ocre mate denominado Manhattan), hasta el tono satinado del escape, las tapas negras de su motor y, sobre todo, el faro neoclásico en memoria de la BMW R5 de 1936, el manillar “cuelga-monos” de media altura y la llanta frontal de 21”, la conclusión final es de una calidad y cantidad inmensa.
Tanto dispendio de imagen va acorde, cómo no, con la concepción extrema de su motor y parte ciclo. Conjugar bóxer y transmisión final por cardan (este con espectacular funcionamiento a la vista), es una receta presente en BMW desde hace ahora exactamente 100 años, pero podemos afirmar que jamás había alcanzado las dosis de atracción que en la serie R18. Si, además, tienes una inclinación natural por el segmento custom, con la Roctane la vivirás aún mucho más.
Una BMW R18 que derriba ideas preconcebidas
En el evento, la nueva BMW R18 Roctane compartía ruta con las cuatro restantes representantes de la gama 1800. A pesar de no ser la más voluminosa ni la más fiel al estilo de las alemanas más clásicas como la estándar o Classic, con sus escapes en forma de cola de pez o fileteado en blanco de su depósito, la BMW R18 Roctane atrae las miradas como un imán, así como tu alma cuando la pones en movimiento.
Lo que en principio se presentaba como una prueba de resistencia física visto su asiento bajo, manillar alto y plataformas para los pies, se convierte en una virtud de comodidad, fundamentalmente debido a la acertada posición de su manillar. No es un “ape-hanger” al uso, sino a media altura, la exacta para rodar con comodidad en línea recta y disfrutar de buena palanca para cambiar de un lado a otro sus masivos 374 kg. Sí, has leído bien, “disfrutar”, porque tal masa no es obstáculo para pasártelo tan bien viendo valles verdes sin fin como para trazar secciones de eses a más velocidad de lo que creías posible. A ello súmale un asiento de tamaño y mullido ideal.
Ni siquiera su rueda delantera con tanto diámetro te impide pasar por ese centímetro exacto de asfalto que deseas para preparar la trazada ideal de cualquier curva. El centro de gravedad tan bajo y un motor que te permite hacer lo que desees en cualquier marcha desde solo 1.200 rpm, ponen el resto. También unas suspensiones que responden con elevada nota en cualquier circunstancia y de forma asombrosa para su dato en la báscula. En parado, no olvides que dispones de un sencillo sistema de motor eléctrico para la marcha atrás. ¡Muchas gracias!
No es fácil rozar con las plataformas en inclinaciones serias, cuando en otras de su especie ya estarías corrigiendo el ángulo. Sin ir más lejos, la R18 original. Para frenar, basta con recurrir a la lógica: utilizar los dos frenos al mismo tiempo y aprovecharte del freno motor. El tacto de sus discos es el adecuado para detener tal mole, sobre todo después de animarte con la respuesta del modo Rock, porque lo más probable es que llegues al punto de frenado más rápido de lo que tenías previsto. El aporte de las ayudas electrónicas siempre está a tu lado, control de tracción, modos de conducción y ABS. Puedes ser consciente de su intervención mediante la aplicación BMW Connected Ride con la que monitorizas recorridos, ángulos de inclinación, aceleraciones o frenadas hasta compartir fotos de la ruta con tus amigos. Tecnología de mañana para perpetuar el sabor de ayer.
No puedo dejar de repetir una y mil veces que su motor es una absoluta maravilla. Agradeces la presencia de una palanca de cambio con sistema “punta-tacón”, ya que subir marchas requiere esfuerzo de tu pie al modo tradicional. Con el talón es un juego de niños.
Da igual si lo mantienes al ralentí a 800-900 rpm obsequiándote con un temblor controlado que hace cabecear su faro y manillar de forma acompasada como si tuviera vida propia, si aceleras en vacío parado yéndose a la izquierda por sí sola, o rodando hasta las 2.000 rpm, las sensaciones van directas a tu corazón. Es evidente que a partir de 3.000 rpm se vuelve agria por sus vibraciones, pero quién necesita ir más allá. Hay decenas de modelos en el catálogo BMW actual para ese menester. Pero ninguna te transmitirá las mismas sensaciones de esta custom con acento de Baviera que, completa con los accesorios oficiales de la marca, ya te deja, sencillamente, sin palabras.
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