La prueba de la Bimota KB4 lo demuestra: el lujo en el detalle y equipamiento de primer nivel encuentran su recompensa en una moto así

54 La prueba de la Bimota KB4 lo demuestra: el lujo en el detalle y equipamiento de primer nivel encuentran su recompensa en una moto así
Fotos de la prueba de la Bimota KB4
Luis López Lozano
Luis López Lozano
Bimota demuestra que la artesanía en el mundo de la moto sigue aportando una exclusividad digna de ser apreciada... en el garaje y en marcha.

La Bimota KB4 es un fiel reflejo de lo que las motos exclusivas han aportado a lo largo de la historia, en esta ocasión trasladando su halo de magia a los tiempos que corren.

Precios, ofertas, fichas técnicas e imágenes de TODOS LOS MODELOS DE MOTOS BIMOTA del mercado

Una vez más, como ya me sucediera en alguna otra prueba aquí publicada, tengo que tirar de recuerdos para ponerme en situación, antes de subirme a una moto tan especial como esta italiana.

Y aunque he de reconocer que me encontraba un poco inquieto antes de recoger la unidad de pruebas, estaba plenamente justificado porque durante mis 34 años de profesión no había pasado por mis manos una Bimota. Llegó la hora.

Bimota, el recuerdo de lo exclusivo

Bimota DB1

Para todo aficionado a la moto con años de experiencia, Bimota es sinónimo de belleza artesanal, difícilmente alcanzable, cuya procedencia italiana cierra el círculo de lo exclusivo.

Todavía sin carnet, una visita al Circuito del Jarama me llevó de pasajero con mi hermano y su OSSA Copa 250 a estar presente durante uno de los cursos de conducción impartidos por el RACE, con Andrés Pérez Rubio como «maestro de ceremonias».

En aquel momento todavía ignoraba que, en un futuro próximo, iba a trabajar con Andrés narrando y comentando las carreras del Mundial de Superbike en Canal Plus, pero fue su Bimota la que me sedujo al instante.

Todo sobre MOTOS CLÁSICAS

Aquella DB1 era diferente al resto, muy pequeña y compacta con sus llantas de 16″, estilizada al máximo con una línea cerrada tipo Aero que ocultaba motor y chasis… La reina del pit lane reposando sobre su caballete de basculante.

Y aunque allí pude disfrutar del sonido de las primeras Yamaha FZ750 y Suzuki GSX-R750 y 1100, no había otra belleza del calibre de la Bimota DB1 con sus adhesivos azules de Moto Acción.

Las fotos que tomé de ella con la vieja cámara de mi padre, aquella con la que aprendí a dar mis primeros pasos en los cursos de fotografía recibidos en Secundaria, revelando y positivando en blanco/negro pasando tardes enteras en el laboratorio del instituto, no fueron en vano. Me prepararon para un futuro pletórico de sensaciones en moto.

Cómo es la Ducati KB4: única

Prueba Bimota KB4

Fue así como tomé conciencia de lo que la industria artesanal era capaz de generar en la mente de un apasionado de la moto, en un entorno en el que todavía las 2T españolas ocupaban todos mis sentidos antes de matricularme en Periodismo por la Universidad Complutense.

La Bimota DB1 demostraba hasta dónde se podía llegar con el diseño de un chasis propio y la adopción de un motor «stock»; con ella no te comprabas una Ducati 750 SS o una Paso, sino toda una Bimota aderezada con componentes de primer nivel.

Traslada toda esa magia casi mística de los años 80 a la actualidad del siglo XXI para entender la nueva Bimota KB4 y comprenderás lo que esta moto significa para el aficionado inmerso en la historia de la moto.

Prueba Bimota KB4

Como no podía ser de otro modo, esta «Kawa-Bimota» aporta un chasis manufacturado en Rimini, obra de Pierluigi Marconi, como entonces hiciera con la «Ducati-Bimota» el extraordinario ingeniero Federico Martini. Una pieza elevada al estatus de arte.

Las nuevas tendencias nos llevan a pilotar motos cargando peso sobre la rueda delantera, confiando en el tren anterior lo suficiente como para desplegar más masa aquí y «desequilibrar» así la balanza, siendo esta la forma de encontrar el tacto de conducción ideal para iniciar la inclinación en el abordaje de una curva, o practicar un rápido cambio de dirección.

Para ello, el tetracilíndrico japonés se acerca más hacia la rueda anterior, prácticamente eliminando el espacio dispuesto de manera convencional por el radiador… ¿Y dónde se localiza este ahora? Bajo el inexistente asiento del pasajero, en el interior del colín.

Prueba Bimota KB4

Una vez más encontramos el fruto del legado de un ingeniero inquieto y atrevido como Marconi, cuyo objetivo es producir una moto en corta serie, que pueda ser pilotada como una 600 pero equipando un motor «de litro».

Dicho y hecho. Avanzar el motor en su posición dentro del chasis por tubos de acero con placas de aluminio, ha sido una de las genialidades del hombre que ya hiciera lo propio con las Benelli Tornado de los años 2000, montando la base del sistema de refrigeración en la zona trasera con los ya míticos ventiladores…

Hemos hablado del motor Kawasaki dando por hecho que, con probabilidad, se trate del que anima a la Kawasaki Ninja ZX-10R, ya que la firma verde ha tomado el timón de Bimota y sus propulsores son top en el ámbito de las superbikes.

Prueba Bimota KB4

Pues no. En esta ocasión se ha optado por dar forma a una moto sport-turismo que, como le gusta bautizar a su creador y diseñador, Enrico Borghesan, es sobre todo una «súper-turismo»… Interesante concepto.

Sí, como concepto básico está basado en una sport-turismo, pero claro, en manos de Bimota adquiere otro cariz más allá de lo convencional. He de confirmarte que la denominación «súper-turismo» le viene como un traje a medida.

Un traje que, por cierto, evoca a las motos clásicas de la primera etapa de Bimota, con frontal redondeado y cuerpo esbelto y estilizado hasta la zaga, donde el colín monoplaza representa la guinda del pastel.

Equipamiento a la altura de Bimota

Prueba Bimota KB4

Como la primera Bimota KB1 con motor Z900 de 1978, también provista de su afamado chasis tubular o la posterior DB1 que me dejó marcado para siempre, el equipamiento sigue la línea de un marchamo que persigue lo exclusivo.

Nuestra Bimota KB4 exhibe una parte ciclo donde las suspensiones vienen firmadas por Öhlins, con tijas en la horquilla invertida y acabado del basculante (anclaje progresivo del amortiguador ajustable incluso en altura) dotados de un acabado digno del mejor orfebre.

En cuanto a los frenos, la dotación Brembo es capaz de aportar toda la artillería necesaria para conseguir un tacto no solo suficiente, sino sobrado para jugar con los 194 kilos declarados del conjunto.

Todas las MOTOS SPORT

Prueba Bimota KB4

Y aunque hemos hablado del motor que nos inspiraría una moto como esta Bimota, en realidad como hemos visto no lo ha hecho, cambiando el deseo de animar esta belleza con el «tetra» ZX-10R para emplear el cuatro en línea 1.043 cc de la Ninja 1000SX.

Después de probarla, efectivamente te das cuenta de que el objetivo ha sido dotar a esta moto de un ineludible espíritu deportivo digno de ser exprimido en carretera abierta, más que prestaciones velocísticas puras.

Algunos detalles extra como el asiento monoplaza en piel auténtica, rematado con doble pespunte en rojo, o la araña y carenado confeccionado en fibra de carbono, entre otras piezas, marcan la pauta en una creación para sibaritas.

Cómo va la Bimota KB4: ágil como una 600, aunque no lo sea

Prueba Bimota KB4

Recuperamos el momento en el que recojo la Bimota KB4 en Kawasaki Palmeto, donde el jefe de mecánicos me indica que él también tuvo una Bimota, en su caso una YB4, que se valía de un motor FZ750 dotado de inyección electrónica… en 1988.

Me comentó que tuviera cuidado porque, como bien me explicó al dejar la moto en la pata de cabra antes de darme la llave, «queda muy recta al estacionarla». Y es verdad: es demasiado larga y su estabilidad peligra si en firme no es totalmente plano.

Con el miedo a que se me caiga al suelo en parado esta obra diseñada con carbono por doquier, salgo del taller con mucho recelo para comenzar a acumular sensaciones: el motor originario de la Z1000 fue, y sigue siendo, una maravilla.

Prueba Bimota KB4

Y lo es en muchos sentidos. Para comenzar, la respuesta abajo es muy dulce, como debe ser en un tetracilíndrico donde se ha cuidado la curva de potencia no solo en la zona alta. Este es un prodigio en bajos y medios.

Antes de tener espacio para comprobar cómo reaccionaba arriba, me di cuenta de que la tradición italiana manda incluso hoy día en esta creación italo-japonesa: al girar a tope la dirección en parado, te pillas los pulgares contra el depósito.

Una vez pude incorporarme a una autovía, noté cómo la estructura en carbono que soporta el carenado y, en los laterales superiores los espejos, comenzaba a flanear mientras incrementaba la velocidad. ¿Peajes del diseño?

Prueba Bimota KB4

Pero como suele suceder en toda historia de amor, lo negativo no es capaz de impedir que disfrutes al máximo de tu estado de euforia. Yo, a los mandos de una Bimota de pruebas, era el tipo más feliz sobre la faz de la tierra.

Y lo fui todavía más cuando llegué al primer tramo de curvas continuas, donde cualquier atisbo de negatividad no quedó en un segundo plano, sino que desapareció totalmente.

La Bimota KB4 tiene la capacidad de hacer fácil lo difícil, de superar el reto de rodar como si lo hicieras con la alegría de una SS pero con un motor de «mil y pico» centímetros cúbicos, con lo que ello entraña en cuanto a derroche de par.

Prueba Bimota KB4

Como suele suceder en motos y motores así, la tercera velocidad es un «cajón de sastre» capaz de sacarte de casi cualquier ángulo con potencia suficiente, evitando insertar una segunda relación que comprometería más la acción de ingresar a la curva y, después, salir con tracción suficiente sin necesidad de que intervenga el control de tracción.

Mientras tanto, los frenos obran su magia, deteniendo con un solo dedo sobre la maneta derecha la moto con menos fuerza de la que emplearías para tirar de la anilla y abrir una lata de refresco. ¿Y la potencia? Basta y sobra. Como cualquiera de nosotros hubiera soñado… y más allá.

Todo ello rematado por una precisión en la elección de la trazada y una fidelidad en el desarrollo de la misma propia de un tiralíneas, replicando cada grano de asfalto sobre buen firme a través de suspensiones más bien firmes, a las que conviene aplicarse para dejarlas a tu gusto «soltando lastre» en muelles e hidráulicos, pomo remoto trasero incluido.

Prueba Bimota KB4

Por desgracia y como se tratara de la película de nuestras vidas, cada historia de amor tiene su fin y el de esta Bimota llegó a la semana de recogerla, con una breve pero fructuosa conversación con el mecánico al cargo de su mantenimiento.

Coincidimos en casi todo, incluida la importancia de una correcta presión en las gomas Pirelli de origen, tal y como corresponde a una moto sensible y de fuerte carácter como esta italiana.

Como sucediera décadas atrás durante mi juventud, con aquella Bimota DB1, la Bimota KB4 me ha marcado para siempre, siendo la primera de Rimini en pasar por mis manos. Un verdadero honor para este humilde periodista.

Prueba Bimota KB4

Lo mejor:

-Una belleza neoretro sin igual

-Su tacto de moto deportiva SS más que de SBK

-Posición de conducción sport, sin apreturas

Mejoraría con:

-Una pata lateral un poco más corta

-Topes de dirección que impidan que te pilles los pulgares al girar a tope

-Un sistema de ventilación del radiador menos ruidoso

Así vemos a la Bimota KB4:

-En carretera: 5

-En ciudad: 3

-En autopista: 5

-Confort: 4

-Pasajero: 0

-Equipamiento: 5

(De 1 a 5 puntos)

Si esperas una rabiosa superdeportiva digna de competir en el Mundial de Superbike, te equivocas. Para eso ya vendrán otras… muy pronto. La Bimota KB4 camina por otros derroteros dignos del más exigente con la entrega de potencia en bajos y medios, sobre todo en carreteras reviradas.

Resulta curioso aprovechar las prestaciones de esta italiana con corazón japonés y, llegado a cierto punto, sentir que se queda un pelo corta… ¿Por qué? Porque en mi cabeza se encontraba el tacto y sensaciones de una ZX-10R.

Pero no es así y, ¿sabes lo mejor? Que no le sienta nada mal el «tetra» de la actual Ninja 1000SX para sus pretensiones, siendo todavía más adecuadas para lo que Bimota persigue con esta moto. Un acierto absoluto.

Prueba Bimota KB4

FOTOS: MIGUEL MÉNDEZ