Tipos de cascos de moto y recomendaciones de uso

¿Todos los tipos de cascos de moto sirven para cualquier uso? No. Las recomendaciones en este sentido deben ir ligadas al empleo que hagamos de nuestra motocicleta y sus características. De nada servirá disfrutar de un plácido paseo a los mandos de una extraordinaria deportiva si lo hacemos equipados con un casco que no cubre la totalidad del rostro, por ejemplo.

Como este hay muchos casos de empleo inadecuado. El simple hecho de estructurar el uso de cada tipo de casco en función de nuestra motocicleta no solo acrecienta la sensación de placer, sino también la seguridad con la convicción de que, en caso de accidente, la protección será la debida. Así, un casco abierto no aportará el mismo nivel de protección que un integral, mientras que la teoría indica que tampoco resulta necesario el empleo de este último si nos desplazamos con un ciclomotor o scooter de baja cilindrada realizando recorridos urbanos a la velocidad permitida, claramente inferior respecto a las alcanzadas en carretera a los mandos de una moto de cilindrada muy superior.

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¿En cuánto valoras tu cabeza?

Desde que el casco es una prenda obligatoria de la indumentaria motociclista se han realizado infinidad de campañas en favor de su empleo, tomando como referencia el slogan que indica el precio que le podrías a tu cabeza en directa alusión a la inversión realizada con su compra. Un casco muy básico y muy asequible no aportará las garantías de otro más y mejor “armado” en todos y cada uno de los detalles, desde la calota, pasando por la pantalla, el ajuste de las cinchas o incluso las propias entradas y salidas de aire, aportando una ventilación eficaz o, tal vez, una estética atractiva y muy poco más.

Todo ello queda también entroncado con el propio uso del casco. En cualquier caso, la seguridad será más recomendable por exceso que por defecto; o dicho de otro modo, aplaudiremos aquel usuario de scooter que circule con un buen casco integral, mientras que no cumplirá los mismos cánones de seguridad el que lo haga con uno abierto y que apenas cuenta con los mínimos requisitos exigibles en cuanto a homologación. Dentro del ámbito de la seguridad, la directriz es clara y concisa: más siempre es mejor en todos los casos.

Así pues, y teniendo muy claro el espectro de motos al que van dirigidos los principales tipos de cascos que encontramos en el mercado, analizamos las particularidades de cada uno de ellos.

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Tipos de cascos de moto: de menos a más

Comencemos por lo básico. Un casco abierto o tipo jet es aquel que nos deja libre la zona del rostro, quedando cubierta por la calota la cabeza casi al completo. En este caso, dependerá del tamaño y calidad de la pantalla el hecho de ofrecer un pequeño extra en protección, sobre todo en el área de los ojos. De hecho, los hay que no disponen de pantalla ni visor solar escamoteable, por lo que el empleo de unas gafas resistentes a impactos por objetos despedidos mediante los vehículos que encontramos enfrente en plena circulación no es solo recomendable, sino imprescindible.

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Su uso está directamente relacionado con ciclomotores o scooters de cilindrada inferior a 125 cc, ya que lo contenido de las prestaciones desarrolladas por estos vehículos y el ámbito urbano en el que se mueven no requieren de un nivel especialmente elevado de protección. También un casco de motocross o enduro podría considerarse como “abierto”, si bien disponen de visera para protegernos del barro despedido por otras motos y de un pequeño mentón que supone un extra en relación al abierto “puro” en protección de nuestro rostro. Además, las gafas para moto de campo son otro elemento de venta por separado pero absolutamente imprescindible para una conducción off-road segura. En este sentido y buscando más una conducción mixta trail, los integrales con visera y pantalla fabricados ex profeso para este tipo de motos aportan soluciones a medio camino entre el asfalto y la tierra… con lo que el compromiso entraña de positivo y negativo.

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El casco abatible supone un paso más respecto al jet, ya que disponemos de un mentón que, aunque, desmontable o abatible, una vez instalado en su lugar nos servirá de barrera eficaz para afrontar las consecuencias de un accidente. El simple hecho de dividir el propio casco en dos piezas ya denota un índice de protección inferior al de un casco integral. Es esta última tipología la que más garantías ofrece en caso de sufrir un percance.

Hemos de tener en cuenta que cada tipo de casco debe contar con la homologación correspondiente. En el caso de los cascos abatibles, dicha homologación permitirá o no utilizarlo en plena marcha con el mentón abierto, aunque en cualquier caso siempre será recomendable llevarlo ajustado en su posición natural en aras de alcanzar la máxima protección posible. En un abatible encontramos la ventaja de no tener que quitárnoslo para pagar en una gasolinera, por ejemplo, ya que con solo levantar el mentón será mucho más fácil hacernos entender; lo mismo podría decirse si queremos entablar una conversación “de semáforo” con nuestro pasajero: es mucho más fácil con un abatible levantado que con un integral.

En cambio y como decimos, un modelo de una sola pieza o integral, aunque más «cerrado», nos ofrece lo máximo en cuanto a protección de la cabeza se refiere. De hecho, si alguna vez decides disfrutar con la experiencia de rodar en un circuito de velocidad, mediante tandas libres o realizando un curso de conducción, lo más adecuado es hacerlo con un casco integral. No confíes en un abatible, ni en guantes cortos de verano o un conjunto chaqueta y pantalón sin posibilidad de unión entre ambas piezas. Si la máxima protección se consigue con un mono de cuero, incluida lógicamente la espaldera, un casco abatible estaría aquí fuera de lugar; un integral, en su salsa…

De un tiempo a esta parte algunos integrales ofrecen idénticas soluciones que los abatibles en el terreno del ajuste, con cierres micrométricos en vez de la más segura pero “engorrosa” en el día a día doble anilla, y también en el ámbito de las gafas solares escamoteables, donde un práctico tirador perfectamente accesible actúa sobre ella, desplegándola o replegándola con un rápido movimiento de la mano izquierda.

Por tanto, y teniendo claro que un casco integral “de buena familia” es lo máximo a lo que podemos aspirar en cuanto a seguridad se refiere circulando en moto, la decisión es tuya. Jet, abatible o integral, ¿cuál de ellos es el que necesitas? O mejor habría que preguntarse, ¿con cuál te quedarías?