La inseguridad jurídica de las víctimas de accidentes de tráfico se encuentra presente en una muestra especialmente representativa de las investigaciones de éstos.

Mierda bajo la alfombra

Mierda bajo la alfombra
Fórmula Moto
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Y se sirve bajo un plato de -caos-  en el tipo identificado como -Salida de la vía-, un tipo de accidente que durante el año 2009 se producía 18.452 veces, sembrando nuestra sociedad del dolor de 903 personas fallecidas y 3.699 de gravedad. Detrás de todo, la mano de los intereses de un sistema que para proteger el incumplimiento de determinadas responsabilidades públicas con un disfraz, necesariamente requiere en sus intenciones localizar un culpable claro, sin dudas, evitando así que los curiosos puedan mirar hacia el lado que menos interesa.

Lo curioso es que con culpables no reales, o no tan culpables (factores disfraz), se crean políticas preventivas y se lanzan gritos de acusación y culpabilidad con absoluta impunidad moral (no hay vergüenza) y legal (regla de -lo que no se conoce, no existe-), contra los menos culpables. Y decimos menos culpables porque en el accidente de tráfico, como tantas veces hemos contado e insistido, existe una importante interrelación de causalidades.

Volviendo al origen de mi intención, reconociendo que tal vez algo cabreado con un sistema que se permite burlar a las víctimas, no alcanzo a comprender (pero sí lo entiendo) qué razones invitan a los investigadores públicos de los accidentes de tráfico a omitir por no medir los coeficientes de rozamiento transversal de la superficie de rodadura en los casos que comentamos-

Y, sin embargo, con el desparpajo típico de un Dios intocable, al que se le otorga el poder de la imparcialidad (¿no es para reírse?) y en el mejor de los casos con una esquina arrancada a la ciencia de las suposiciones, castigan con frases como -Velocidad inadecuada a las circunstancias de la vía-, que caen como losa injusta bautizada como justa sobre el que sufre las consecuencias.

¿Dónde está la basura bajo la alfombra?

Si midiéramos el coeficiente de rozamiento y no alcanzara los valores del nivel técnico mínimo admisible, estaríamos ante unas circunstancias inadecuadas de la vía y, en este caso, el responsable sería algún funcionario público.

Si no medimos el coeficiente de rozamiento del firme, nadie sabrá si técnicamente el firme se encuentra en mal estado y el culpable será el conductor. Mientras todo esto sucede, sigo esperando una revolución que nos traiga algo de cordura para que la justicia pueda hacer justicia- ¿Y tú?